Huerto del Cura


     Se trata del rey de los jardines tropicales dentro de la ciudad de las palmeras. Su renombre universal ha hecho de él y sus alrededores un verdadero complejo turístico. En sus proximidades podemos encontrar comercios dedicados a la venta de productos típicos y souvenirs, donde se pueden comprar dátiles cuidadosamente presentados, cerámica de estilo popular con un ligero aire ibero, así como otros artículos de artesanía propia del lugar. 

 

     El jardín está situado dentro del casco urbano y muy cerca de la céntrica Glorieta. Ocupa una extensión de unos 13.000 metros cuadrados. En su interior crecen todo tipo de plantas y árboles característicos de estas tierras, perfectamente cuidados a lo largo de los años. La riqueza del género vegetal expuesto a los ojos del visitante, abarca además de cerca de un millar de palmeras, toda una serie de árboles frutales, como limoneros, algarrobos y granados. La extensa variedad floral le imprime aún más belleza de la que tiene el propio jardín. 

 

     Su fundador fue el Capellán D. José M. Castaño. Miembro de una familia de labradores, supo mantener el amor y afición a las plantas que sus padres le enseñaron desde muy pequeño. De aquí procede el nombre de Huerto del Cura. Este sacerdote estuvo al cuidado del jardín hasta el año 1.918.

 

     Comenzaremos la visita partiendo de la antigua casa de labranza. Posee una pequeña capilla adosada a la misma. La característica más peculiar la presentan sus pilares hechos con troncos de palmeras. Compone en su conjunto un buen ejemplo de arquitectura popular ilicitana. 

 

     Podemos observar que existen varias palmeras en las que figuran placas alusivas a grandes personalidades que han visitado este jardín. Entre ellas cabe citar a la Reina Victoria Eugenia o a la Reina Sofía. De los monumentos existentes en su interior podemos resaltar el dedicado a Jaume I El Conqueridor, formado por un busto de dicho rey. Cerca se halla una excelente colección de cactus, el cual forma un hermosos rincón donde se pueden contemplar gran variedad de estas plantas. Frente a ella nos encontramos el pequeño estanque llamado Rocalla, donde el agua, con sus coloridos nenúfares y el croar de las ranas, transportan al visitante a un ambiente de paz, tranquilidad y sosiego, capaz e inspirar multitud de viajes surrealistas. 

 

     No podía faltar el hueco dedicado a tocador de La Dama, con una reproducción de la misma. Lo forma una alegre fuente cuya agua emana del interior de una caracola. Otros bustos y estatuas de otras personalidades, componen en perfecta harmonía, el conjunto del hermoso huerto. 

 

     Pero sin duda alguna, lo más importante es la conocida Palmera Imperial. Debe su nombre a la visita realizada por la Emperatriz Elisabeth de Austria en el año 1.894. Su verdadero mérito reside en el hecho de haberse formado siete troncos o brazos a partir de un tronco original común. Es un auténtico fenómeno de la naturaleza, y podemos asegurar que se trata de un ejemplar único en el mundo. Debemos tener en cuenta que hay otras palmeras de características similares, pero sin llegar a tener el número de brazos y envergadura de la misma. 

 

     El Huerto del Cura forma un extraordinario museo natural que fue declarado en el año 1.943 como Jardín Artístico Nacional.